T. con Toxina Botulínica
Tratamiento con toxina botulínica
Utilización de la toxina botulínica
El uso de la toxina botulínica en el tratamiento de diversas enfermedades se ha ido extendiendo en los últimos años gracias a sus propiedades de bloqueador reversible de la transmisión colinérgica, que lo hacen muy útil en diferentes enfermedades neurológicas.
Desde su utilización por primera vez por Scott para algunas enfermedades neuroftalmológicas, en 1970, hasta nuestros días, se ha reportado sus múltiples usos en distintas patologías, con relativo éxito.
Dentro de las principales enfermedades en las cuales se utiliza la toxina botulínica se encuentran el espasmo hemifacial, la distonía cervical, la espasticidad, el blefaroespasmo, la hiperhidrosis palmar y otras distonías más raras, como la distonía de miembros y la distonía oromandibular.
El blefaroespasmo es una distonía craneal que se caracteriza por espasmos repetidos y prolongados del músculo orbicular de los párpados. La contracción de este músculo origina el cierre palpebral, provocando dificultad para la visión. También es común el parpadeo frecuente, que dificulta las actividades de la vida diaria del paciente.
El tratamiento con toxina botulínica para este tipo de patología y el síndrome de Meige, fue uno de los primeros en mostrar su eficacia en distonías. La inyección subcutánea en los extremos de los párpados resultó de mucha utilidad para evitar el cierre ocular y el parpadeo excesivo.
La distonía oromandibular y la distonía de miembros son distonías de rara presentación, correspondiendo a distonías de tipo focal. Son distonías poco frecuentes (29,5 por 100.000 habitantes) y responden bien al tratamiento con toxina botulínica. En algunos casos, es necesario ayuda electromiográfica para localizar a los músculos afectados.
La distonía cervical es una distonía focal de torsión que afecta los músculos que controlan la posición de la cabeza. Es más frecuente en adultos y es la segunda indicación en frecuencia de aplicación de toxina botulínica con relativo éxito. En nuestro estudio, 14 pacientes, que representaron 11,5%, recibieron dicho tratamiento.