Neurología

Cefaleas

La cefalea, conocidas en el lenguaje coloquial como dolores de cabeza, se presentan en formas distintas según su intensidad y síntomas. Las cefaleas más frecuentes son la jaqueca o migraña y la cefalea de la tensión, aunque existen otras muchas.

De entre éstas, las cefaleas en racimo son una de las más molestas, ya que provocan dolores muy agudos que pueden llegar a durar desde horas hasta semanas. Por otro lado, las cefaleas sinusales se caracterizan por causar dolor en la cara y en la parte frontal de la cabeza, así como molestias en la garganta y secreción nasal.

No existe una cura definitiva para las cefaleas, aunque muchos tratamientos pueden aliviar los síntomas o impedir que empeoren, como por ejemplo ciertos fármacos o terapias mediante la administración de oxígeno puro.

Epilepsia

La epilepsia consiste en la aparición repetida de ataques epilépticos que pueden ser de distinto tipo. Esta enfermedad puede afectar a personas de todas las edades y aparecer en cualquier momento. Es más frecuente la epilepsia infantil, que aparece en niños menores de cinco años, provocando en ocasiones alteraciones en el comportamiento y en el aprendizaje, aparte de las convulsiones típicas de las crisis epilépticas.

Según el diagnóstico, el tratamiento podrá ser farmacológico, dietético, quirúrgico o de evitación de los estímulos que desencadenan los episodios epilépticos.

Su causa puede ser idiopática, debida a alguna alteración cerebral (las malformaciones, alteraciones congénitas) y otras veces resulta ser una secuela o acompañante de alguna otra enfermedad neurológica (por ejemplo, el ictus, los traumatismos craneoencefálicos o la demencia).

Esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple es una enfermedad en la que la mielina del sistema nervioso central se daña en brotes sucesivos y va produciendo síntomas variados (pérdidas de fuerza o de sensibilidad, pérdida de visión y descoordinación, incontinencia urinaria o pérdidas de visión) y a veces secuelas.

Afecta muy especialmente a pacientes jóvenes a partir de los 20 años.
Se llama “esclerosis” porque como resultado de la enfermedad se forma un tejido parecido a una cicatriz (“escleroso”) en ciertas áreas del cerebro y de la médula espinal. Se llama “múltiple” porque varias áreas del cerebro y de la médula espinal están afectadas.

Vértigo

El vértigo es una sensación de desequilibrio, originada desde las estructuras del equilibrio situadas en el oído interno (sistema vestibular) o en las conexiones de las estructuras del equilibrio en el cerebro.

Al producirse un movimiento repentino o un cambio rápido de la posición de la cabeza, se pueden provocar en dichas conexiones problemas de equilibrio, aunque normalmente no suelen durar mucho tiempo.

Entre los síntomas que produce el vértigo, los más frecuentes son los mareos. De todas formas, los mareos también pueden estar causados por enfermedades o trastornos como la arritmia, la producción insuficiente de sangre en el corazón, o la disminución del volumen de sangre que provoca un flujo inadecuado de sangre en el músculo cardíaco.

Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)

La esclerosis lateral amiotrófica o ELA, es una enfermedad de las neuronas en el cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal que controlan el movimiento de los músculos voluntarios. La ELA también es conocida como la enfermedad de Lou Gehrig.

Uno de cada 10 casos de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) se debe a un defecto genético. La causa se desconoce en la mayoría del resto de los casos. En la ELA, las células nerviosas (neuronas) motoras se desgastan o mueren y ya no pueden enviar mensajes a los músculos. Con el tiempo, esto lleva a debilitamiento muscular, espasmos e incapacidad para mover los brazos, las piernas y el cuerpo. La afección empeora lentamente. Cuando los músculos en la zona torácica dejan de trabajar, se vuelve difícil o imposible respirar.

La ELA afecta aproximadamente a 5 de cada 100,000 personas en todo el mundo. Tener un familiar que presente una forma hereditaria de la enfermedad es un factor de riesgo de ELA.

Demencia

La demencia es una enfermedad degenerativa que se debe sobre todo a daños cerebrales.
Ocasiona trastornos graves de memoria y pérdida de capacidades intelectuales, con olvidos, desorientación temporal y espacial, alteraciones del comportamiento y del lenguaje, que va interfiriendo progresivamente en las actividades cotidianas del paciente hasta hacerle completamente dependiente.

Migrañas

La migraña es una enfermedad episódica. Se presenta en forma de crisis o ataques (la mayoría de los pacientes tienen entre 1 y 4 crisis al mes) que duran entre pocas horas hasta 2-3 días. Es un tipo común de dolor de cabeza que puede ocurrir con síntomas como náuseas, vómitos o sensibilidad a la luz. En muchas personas, se siente un dolor pulsátil únicamente en un lado de la cabeza.

Algunas personas además, sienten un síntoma de advertencia llamado aura que se caracteriza por provocar alteraciones en la visión. Sin embargo, la mayoría de las personas no presentan tales signos de advertencia.

La migraña es una enfermedad muy frecuente Aproximadamente afecta al 16% de las mujeres y al 8% de los hombres.

Párkinson

La enfermedad de Parkinson es un trastorno frecuente dentro de las enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Huntington o el Alzheimer. Como tal, este trastorno provoca un deterioro progresivo de ciertas funciones cerebrales en el paciente que se manifiestan con diversos síntomas: temblores en los brazos, las piernas y la cara; rigidez de las extremidades; alteraciones del equilibrio y del movimiento; depresión; trastornos del habla; problemas urinarios; entre otros.

Dependiendo del paciente y del nivel de afectación de la enfermedad, se manifestarán unos u otros de manera más o menos grave. Normalmente, este trastorno se desarrolla lentamente en las personas a partir de los 55 y 65 años de edad, y su tratamiento se basa en el control de los síntomas ya que no existe una cura para la enfermedad de Parkinson.

Ictus

Se entiende por ictus la interrupción brusca de la circulación cerebral tras una lesión de los vasos cerebrales, que empieza de forma inesperada y puede evolucionar en cuestión de minutos en síndromes neurológicos importantes.

Se conocen tres formas básicas de mecanismos de acción: la hemorrágica (la arteriosclerosis y la hipertensión arterial suelen ser les causas más frecuentes); la trombosis cerebral, siendo nuevamente la arteriosclerosis la causa más frecuente; y, en tercer lugar, la embolia cerebral.

Clínicamente, dependiendo de la localización de la lesión se manifestarán unos signos neurológicos determinados, que pueden presentarse en forma de deficiencia motora, sensitiva, y, en los casos más graves, con el coma y la muerte.

En el tratamiento general del ictus es fundamental el control de los factores de riesgo como la hipertensión arterial, las enfermedades cardíacas, el tabaco, la diabetes mellitus.

Temblores

Consiste en una patología progresiva de origen neurológico que se caracteriza por un movimiento rítmico o temblor de las manos, la cabeza, las piernas o el tronco.

Sus síntomas son similares a los presentados por las enfermedades de Parkinson y la distonía y, aunque no son de una alta gravedad, pueden agravarse con el tiempo.

Generalmente, el tratamiento está indicado para los casos mas graves que impiden al paciente un desarrollo de sus actividades diarias, y se basa en: medicamentos (anticonvulsivos, tranquilizantes, etc.), cirugía o terapia para el control muscular.

Trastorno de movimiento en niños

Los trastornos del movimiento son síndromes neurológicos que implican una incapacidad para la realización correcta de movimientos voluntarios, disfunción de la postura, la presencia de movimientos anormales involuntarios, o el desarrollo de movimientos de apariencia normal en momentos inadecuados o no planeados. Los trastornos del movimiento no son causados por debilidad o alteraciones en el tono muscular, aunque pueden acompañarse de éstos.

Se asocian a trastornos de los ganglios basales o sus conexiones y aparecen en distintos desórdenes neurológicos, tanto de forma primaria como secundaria. El trastorno del movimiento puede ser la única manifestación clínica de la enfermedad o formar parte de un grupo de síntomas neurológicos más complejos.

El diagnóstico de los trastornos del movimiento implica el reconocimiento y clasificación de fenomenología, así como conocimiento de la neuroanatomía.